Ya has visto los grandes momentos: Los monumentales jonrones, los contundentes _bat flips_, la forma arriesgada de correr las bases y las jugadas defensivas que parecen desafiar las leyes de la física.
Pero a finales de marzo del 2019, el dominicano Fernando Tatis Jr. era un simple torpedero de ligas menores tratando de quedarse con el equipo grande.
Había dominado en Doble-A. Había sido el catalizador para conseguir el título del béisbol invernal dominicana, jugando en las paradas cortas con las Estrellas Orientales, el equipo de su ciudad.
Pero el 22 de marzo del 2019, los Padres todavía se estaban haciendo una importante pregunta: ¿Estaba este muchacho de 20 años listo para triunfar en las Grandes Ligas, contra una competencia del más alto nivel?
Esa noche, un momento “Tatis” — su primero con el uniforme de los Padres — respondió la pregunta con un enfático sí.
Considerando todo lo que ha logrado desde entonces, la jugada ha quedado básicamente perdida en la historia. En la escala de cosas insólitas de las que es capaz de hacer Tatis, este suceso – en el que Tatis anotó desde la primera base con un sencillo en un partido de pretemporada—probablemente recibe 7 de 10.
En ese entonces, sin embargo, fue decisiva.
“Desde ese momento, nos quedamos como, ‘Este muchacho necesita estar en las Grandes Ligas’”, dijo Manny Machado. “Necesita ser parte de esto. Está listo”.
Dos años después, Tatis acaba de firmar una extensión de contrato récord de 14 años y US$340 millones. Es la figura central del resurgimiento de los Padres y quizás la cara de todo el béisbol. Una jugada en la sexta entrada de un olvidado partido de la Liga del Cactus en Scottsdale, Arizona, desencadenó una serie de eventos que puso a Tatis directamente en ese rumbo.
El torpedero del futuro
El 2018 terminó en una decepción para Tatis. Había subido a la cima de la mayoría de los rankings de prospectos con una brillante temporada en Doble-A San Antonio. Pero esa campaña se vio cortada a finales de julio cuando el joven se rompió un hueso de la mano izquierda deslizándose en la segunda base.
En la temporada muerta, Tatis brilló en la pelota invernal y llegó al campamento de los Padres por todo lo alto, luego de que las Estrellas ganaran su primera corona en 51 años. Pero no había mucha gente fuera de la organización que pensara que Tatis podría empezar la campaña con el equipo grande. Después de todo, no había jugado una temporada completa más allá de Clase-A.
Los Padres no lo veían así. El gerente general A.J. Preller se sentó con Tatis antes de los entrenamientos y le explicó la situación de la forma más sencilla posible.
“Lo habíamos visto hacer muchas cosas en las menores y simplemente queríamos ver cómo se iba a ver eso (a niveles más altos)”, contó Preller. “Lo dejemos como un tema abierto. Yo hable con ‘Tati’ personalmente: ‘Tienes posibilidades de hacer el equipo. No te pongas a jugar para el gerente general. Sal y haz lo tuyo y veremos qué pasa’”.
Tatis probablemente no necesitaba que le dijeran nada. La mejor forma de resumir la forma en la que juega al béisbol es que “hace lo suyo”, sin importar lo que piensen ni sientan los demás. Toma una base adicional. Lanza el bate. Hace swing en 3-0 con su equipo arriba por siete.
De cualquier forma, Tatis claramente valoró el mensaje de Preller. Llegó al campamento de los Padres convencido de que si le iba bien, estaría en el Petco Park para el Día Inaugural.
“Si demuestro que puedo tener éxito aquí, ellos van a tomar la decisión”, dijo Tatis en aquel entonces. “Ahora es una realidad. Hay posibilidades de que ocurra. Simplemente estoy trabajando duro para eso”.
Tatis llegó a la última semana de los entrenamientos con posibilidades serias de hacer el equipo. Tenía OPS de .850 y maravillaba corriendo las bases. Los Padres jugaron contra los Rockies aquella noche, con Tatis de sexto bate y cubriendo el campo corto.
‘Este muchacho ya llegó’
Los Padres estaban arriba 3-0 cuando Tatis se embasó con un hit al cuadro con dos outs en el sexto inning. Tres pitcheos después, salió a correr tan pronto salió el sencillo por el medio del terreno del bate de Austin Hedges.
Tan pronto pisó la segunda base, Tatis volteó rápidamente a ver al jardinero central de los Rockies, Ian Desmond, quien partió a recoger la pelota con demasiada tranquilidad. Tatis prendió los motores en ese instante y es fácil darse cuenta: En ese momento ya sabía.
Tatis no se iba simplemente para tercera base. Su plan era anotar. Desde la primera. Con el más rutinario de todos los sencillos al jardín central.
“Recuerdo cuando volteó y tomó la decisión de que se iba”, dijo el entonces coach de la tercera base, Glenn Hoffman. “Ellos simplemente no estaban listos para eso”.
Desmond se la tiró de un rebote a Garrett Hampson, quien estaba parado en la segunda base. No fue sino hasta el momento en el que recibió la pelota que Hampson se dio cuenta de que Tatis se había ido para el plato, y en esa dirección disparó.
Demasiado tarde. Cuando estás defendiendo contra Tatis, no puedes dejar que él huela una base extra, porque la tomará y te hará lucir mal. Los Rockies aprendieron eso aquella noche. Los Piratas y los Gigantes se dieron cuenta luego en esa misma temporada cuando Tatis anotó en pisa y corre con elevados al cuadro. Los Bravos lo aprendieron cuando Tatis escapó de un corre y corre normal con un electrizante deslizamiento en la primera base. Los Cardenales aprendieron la lección en julio cuando Tatis, otra vez, anotó desde la primera con un sencillo.
“Estaba luchando por hacer el equipo y con eso abrió los ojos de todo el mundo”, recordó Hoffman. “Era algo que había que ver. Uno lo que pensaba era, ‘Este muchacho ya llegó’”.
En aquel momento, también tomó por sorpresa a Hoffman. La imagen que queda de la jugada es la de Tatis corriendo con la cabeza hacia abajo en dirección al plato, mientras que Hoffman eleva las manos con la señal de que se parara. Incluso Hoffman reconoce que él todavía estaba aprendiendo los detalles de la forma arriesgada en la que Tatis corría las bases.
Tatis se deslizó y llegó quieto, evitando que lo tocara el cátcher de los Rockies, Chris Iannetta. El dugout de los Padres hizo erupción. Recuerden, de nuevo, que era un duelo pretemporada sin nada en juego. Pero los Padres celebraron como si supiesen precisamente lo que el momento significaba: Un punto de quiebre en la carrera de una de las estrellas en ascenso del juego.
Machado, quien venía de firmar un contrato de 10 años un mes antes, brincó sobre la reja del dugout de tercera. Todavía brincando, recibió a Tatis cuando éste llegó a la parte alta de la cueva.
“Todavía estaba debatiendo si lo iban a subir o no y anotó con ese sencillo al centro, deslizándose en el home, de cabeza”, dijo Machado. “Nos quedamos como: ‘¿Qué estás haciendo?’ ¿Tú estás loco?’ Pero ése es tipo de jugador que es él. Desde ese momento, todos dijimos, ‘Este muchacho tiene que estar en las Grandes Ligas’”.
Una reunión con ‘asesores especiales’
Machado estaba convencido. También lo estaba el resto de los infielders veteranos. Necesitaban asegurarse de que Preller estuviera en la misma página.
Dos días después, la mañana en que los Padres partirían de sus entrenamientos en Peoria, Eric Hosmer se le acercó al ejecutivo de los Frailes. Solicitó una reunión. Machado e Ian Kinsler también estuvieron presentes. Preller tenía una idea de lo que escucharía.
“Apuesto que estos muchachos quieren hablar sobre Tatis”, dijo el gerente general.
Preller acertó. Poco después, Machado, Hosmer y Kinsler se acercaron al escritorio de Preller en el Peoria Sports Complex.
“Solamente queríamos dejarle saber a A.J. lo siguiente: Sabemos que vio el talento — posiblemente no de este nivel, pero ha visto algunos que se acercaron — pero la parte mental está a la par con el talento”, declaró Hosmer. “No hay motivos para que este muchacho no esté en el equipo grande”.
Los cuatro platicaron por casi una hora. Preller recordó que llegó tarde al partido de ese día. (Preller nunca llega tarde, así era de importante lo que estaban hablando.)
Si la meta de Hosmer era convencer a Preller que la capacidad mental estaba al mismo nivel que la física, eso no fue definitivamente lo que entendió Preller en la reunión. Preller ya sabía todo eso.
Preller escuchó algo más serio por parte de sus tres “asesores especiales” — como describió al trío en la mañana en que Tatis firmó su extensión.
“Lo principal que me dijeron ese día fue que ellos se encargarían de guiarlo”, recordó Preller. “Que lo protegerían. En cuanto a la madurez y cualquier situación que enfrentara — lo apoyarían. Teniendo todo eso en cuenta, se asegurarían de guiarlo. Algo que fue maravilloso escuchar”.
La verdad era que Preller ya estaba avanzando hacia ese camino. Había visto a Tatis correr de la primera base al plato. También había visto a Tatis embasarse en un sencillo dentro del cuadro y robarse dos bases en el mismo partido. Había visto a Tatis cambiar el aspecto de un partido con su velocidad durante toda la pretemporada.
En ese momento, los Padres todavía señalaban algunas interrogantes con el bate de Tatis. Se ponchó bastante y no había enfrentado pitcheo de alto calibre. Sabían que el talento eventualmente se vería en las Mayores, pero no estaban seguros si sería inmediatamente. El corrido de bases y los instintos de béisbol sí se verían inmediatamente.
“Donde estuviera su bate a comienzos de su temporada como novato, tenía la oportunidad de impactar el juego de otras maneras”, indicó Preller. “Corría bastante bien las bases y el verlo hacer todo eso — con consistencia durante los Entrenamientos de Primavera, pero con esa jugada en específico — simplemente nos dijo que podía impactar el juego de muchas maneras”.
El resultado
Mientras el resto del mundo del béisbol calificaba a Tatis como alguien que sería ascendido a mediados de la campaña, San Diego debía tomar una decisión. Su cotizado prospecto y piedra angular de una reconstrucción había demostrado que estaba listo para las Mayores.
Era obvio que perderían un año de servicio si Tatis estaba en el roster para el Día Inaugural en vez de unas semanas después, pero como un directivo del equipo lo explicó, “Si su talento es legítimo; le daríamos una extensión”.
El talento era legítimo. Los Frailes le informaron a Tatis que sería parte del equipo para sus dos partidos de exhibición en Seattle. Dos días después, estaba en la alineación titular para el Día Inaugural, enfrentándose a Madison Bumgarner y los Gigantes.
Bateando de tercero, Machado — un constante convocado al Juego de Estrellas y para algunos la firma de un agente libre más impactante en la historia de la franquicia — recibió una gran ovación durante la presentación de las alineaciones. Pocos momentos después — Tatis, un novato de 20 años bateando de sexto — recibió una ovación similar. Tatis dio la cara desde el comienzo, con imparables en cada uno de sus primeros dos turnos contra Bumgarner.
Veintitrés meses después, tras poner su firma en una extensión de 14 años, Tatis recordó con alegría ese día como el momento en que se enamoró de San Diego — la ciudad, los aficionados y el ambiente de béisbol.
“Nunca me olvidaré de ese Día Inaugural, mi primer turno, la manera en que los aficionados me recibieron en ese momento”, explicó Tatis. “Me di cuenta de todo. Sentí el cariño. Fue mutuo inmediatamente. Ahí dije que éste era mi hogar”.
Si Tatis hubiera estado aún en las Ligas Menores, ese momento no hubiera ocurrido con la misma intensidad. Posiblemente el amor mutuo entre Tatis y los Padres no hubiera florecido como ocurrió.
“Todo salió bien”, expresó Machado. “Es uno de los mejores jugadores ahora mismo y lo seguirá siendo. Ésa fue una gran decisión por parte de la organización”.
Preller aclaró que no fue una decisión. Tatis creó su oportunidad. Ese febrero, los Frailes le informaron a Tatis que podía ganarse un puesto en el roster. Para finales de marzo, eso era exactamente lo que el quisqueyano estaba haciendo.
Luego, en una cálida noche de Arizona, ante menos de 9,000 fanáticos en el Salt River Fields, Tatis — vistiendo por primera vez un uniforme de Grandes Ligas — cambió cualquier noción de lo que puede pasar en un terreno de béisbol.
“Debes mantener tus ojos sobre él”, dijo Hoffman. “No sabes lo que hará después”.
Desde ese momento, no había ninguna duda: Tatis estaba rumbo a San Diego — y estaba para quedarse.
Y todavía debes mantener tus ojos sobre él.
La entrada Tatis Jr. y el impacto de su llega a San Diego se publicó primero en VisionRDN.