Un cambio de mirada: la vida, pero también la economía
Delante de las pantallas que reflejaban la imagen de los 24 gobernadores, el presidente Alberto Fernández terminó de corroborar esta semana un escenario atado a la pandemia que parece alumbrar más por espanto que por amor. Esto es, la decisión de privilegiar la vida de los ciudadanos pero también la economía, en momentos en que superado el año desde la aparición del flagelo mundial algunas variables locales atadas a la producción y el desarrollo comenzaron a dar signos de vitalidad.
La definición importa no solo porque marca un giro de 180 grados con aquella muletilla inicial de Fernández que le valió un pico de popularidad impensado, cuando se proclamaba a favor de la vida mientras la economía, decía convencido, podía esperar.
Adquiere toda su relevancia además porque la pandemia no da tregua y, muy por el contrario, se avecina una segunda ola justo a las puertas del invierno. Que encuentra para peor a la Argentina frente a un recurrente problema de provisión de vacunas, que el gobierno -hay que decir- busca zanjar lo más rápido posible, por ahora con muy escasos resultados.
Hoy el gobierno no tiene margen político para desatender el crecimiento y la recuperación de la economía luego de un 2020 desastroso en el que se perdieron más de 22.000 empresas, mientras las cifras de muertes y nuevos contagios parecen no dar tregua y ponen en duda la presunta efectividad de aquella primera y exitosa “fórmula” que el presidente supo convertir en principal slogan oficial de propaganda. “Me preocupa salvar vidas y cuidar la recuperación económica”, reconoció en la sorpresiva cadena nacional del jueves.
Aquel diálogo virtual del jueves entre el presidente y parte de su gabinete con los gobernadores sirvió para dejar sentados en buena medida los lineamientos centrales de la nueva estrategia. No habrá retrocesos “duros”, como la posibilidad de regresar a la cuarentena, ni tampoco se aplicarán grandes restricciones a la industria, el comercio, el turismo y las actividades en general.
De hecho, una de las definiciones más importantes que quedó plasmada fue apostar a una Semana Santa con récord de turistas recorriendo el país. “Podemos reforzar pasos fronterizos, recomendar evitar viajes al exterior y redoblar controles internos, pero no tenemos margen para mucho más, la sociedad no lo banca”, lo puso en contexto un secretario de Estado que participó del Zoom.
El Presidente, conviene no perderlo de vista, pareció encaminar con esa reunión uno de los temas que lo han ocupado durante los últimos días. Como queda dicho, la pandemia no da tregua y el reclamo de algunos gobernadores -como el catamarqueño Jalil- de “vacunar y cerrar”, no es aplicable y le hizo fruncir el ceño al jefe de Estado.
Por un lado, vacunas quedan muy pocas y las que se prometen traer no alcanzan, si se toma en cuenta que hasta el jueves apenas 515.000 ciudadanos habían recibido la doble dosis, y solo la mitad de las 4 millones de dosis han sido aplicadas. Y por el otro, “cerrar” no es una opción, desterrada por impracticable aquella primera antinomia entre vida y economía.
El Presidente, por otra parte, cree haber zanjado razonablemente los ruidos que provocó el cambio de Soria por Losardo en el ministerio de Justicia. “Lo resolvió a su manera, todo lo demás corre por parte de los periodistas”, dice uno de sus colaboradores.
Alberto está satisfecho con el perfil con el que desembarca el rionegrino en una cartera que está directamente relacionada con sus propios afanes -al margen de los que se puede esperar de la vicepresidenta- para producir una transformación de la Justicia. Que fueron expuestos, recuerdan esos voceros, en el discurso del 1 de marzo ante la Asamblea Legislativa.
No parece alertar en esos despachos el mal clima que podría generar Soria en la Cámara de Diputados, donde Sergio Massa avisa que si antes los números para sancionar las reformas pendientes no estaban, ahora lo están menos. Soria generó aún sin asumir el rechazo de los cuatro diputados cordobeses y de los que responden a Roberto Lavagna. Final abierto ahí.
El ministro de Economía, en tanto, partió anticipadamente a Washington por dos razones: no es solo la necesidad de Martín Guzmán de llevar algo de previsibilidad a los empresarios con los que se verá y a las reuniones con el FMI. Se trata además de tomar distancia del petardeo al que se siente sometido desde que se han puesto en serias dudas las previsiones del Presupuesto 2021.
Una gota de agua en medio de ese desierto: el gobierno celebró la presentación del libro de Macri y la puesta en escena en modo de presunta candidatura para 2023 del expresidente: “Lo queremos justo ahí, es lo que nos conviene para la campaña”, dicen con malicia.El Gobierno celebró la presentación del libro de Macri: “Lo queremos justo ahí, es lo que nos conviene para la campaña”, dicen con malicia.
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