Los secadores de mano públicos podrían ser contraproducentes, dice estudio
¿Sabías que los secadores de manos pueden volver a ensuciarnos después de habernos lavado? Sigue leyendo y conoce más lo que dicen las investigaciones al respecto.
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Los secadores de mano públicos o secamanos son aparatos eléctricos que se colocan en los baños de instituciones de salud, de educación, en centros comerciales u otros espacios en los que circulan muchas personas.
Como el mismo nombre lo da a entender, se usan para secarse las manos una vez que estas han sido lavadas. Y su razón de ser obedece a dos principios: ahorro y ecología. A la larga resultan más económicos que las toallas de mano y no se tienen que talar árboles para fabricarlos.
En términos básicos, los secadores de mano públicos expulsan aire caliente que proviene del mismo espacio donde se encuentran, haciéndolo circular. Podría decirse que reciclan y calientan el aire que está dentro del baño.
Este modo de funcionamiento es lo que ha llevado preguntarse si son seguros o no. La evidencia encontrada en estudios recientes ha puesto en tela de juicio a los secadores de mano públicos, puesto que podrían estar contaminando las manos ya lavadas.
La desinfección de las manos
Desde que somos chicos escuchamos a los adultos recomendarnos el lavado de las manos antes de comer, después de salir del baño, después de haber realizado algún trabajo manual, al volver de la calle. La misma recomendación hacemos ahora a nuestros hijos.
En esas y otras circunstancias, lavarnos es algo que hacemos para evitar contraer enfermedades, desde el resfriado común hasta la hepatitis y la diarrea.
Estos trastornos de salud son, a menudo, causados por virus y bacterias que están en las manos y pueden entrar en contacto con las mucosas. Algunos son inocuos, pero otros microorganismos llegan a ser peligrosos. Y algo tan simple como lavarse las manos adecuadamente es una medida de higiene preventiva que debemos observar.
De esta manera, no solo evitamos enfermarnos nosotros, sino que además disminuimos las posibilidades de propagar infecciones. Esto es crucial en personas que manipulan alimentos y en el personal de los servicios de salud.
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¿Qué dicen los estudios sobre los secadores de mano públicos?
Hace un tiempo, las oficinas públicas, empresas privadas, instituciones educativas y de salud decidieron eliminar las toallas de papel para secarse las manos en los baños públicos, ya que generaban desperdicios y afectaban el ambiente.
En consecuencia, se decidió sustituir las toallas por los secadores de mano públicos. Pero parece que ha resultado ser peor el remedio que la enfermedad. Lo que se lograría con el lavado de manos se contaminaría con el uso del secador.
En un estudio reciente se examinaron los secadores de manos en los baños, tanto de hombres como de mujeres, en un centro de salud. Se hizo para detectar bacterias usando placas que se exponían al secador durante un período de tiempo.
Los resultados de la investigación indicaron que hay muchos tipos de bacterias, incluidos patógenos potenciales y esporas, las que pueden depositarse en las manos de las personas cuando usan los secadores en los baños públicos.
Es decir, después de haber sido lavadas, las manos vuelven a contaminarse por el aire caliente, el que puede contener bacterias fecales.
Siguiendo con la investigación, cuando se colocaron filtros de aire en los secadores la concentración de bacterias disminuyó. Esto permitió concluir que las bacterias están en el aire de los baños. Los hallazgos apuntan a que, al halar la palanca para echar agua al retrete, una cierta cantidad de microbios pasa al aire.
Varios estudios similares han confirmado tales hallazgos, que muestran que los secadores de mano públicos pueden ser una fuente de contaminación bacteriana. Incluso, en otra investigación se comparó los distintos métodos de secado de manos y se concluyó que los recuentos de bacterias fueron más altos para el secador de aire en contraste con la toalla de papel.
Sin embargo, no todos son del mismo parecer. Algunos otros estudios afirman que no hay evidencia concluyente, pues los datos carecen de variables claves necesarias para evaluar verdaderos riesgos de infección. Incluso en ciertas investigaciones se llega a afirmar que el uso de secadores de mano públicos no tiene más probabilidades que la toalla de papel.
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Posibles riesgos al usar secadores de manos
Es de destacar que algunos de los microbios encontrados en el aire de los baños pueden no producir enfermedades o no afectar a las personas sanas. Aunque entre ellos también se encuentran otros más dañinos, como el Staphylococcus aureus.
Además, se ha detectado la presencia de Acinetobacter, que puede causar infecciones en personas con debilidad del sistema inmunitario o pacientes hospitalizados. Y esto es delicado, sobre todo si se trata de secadores de manos en baños de hospitales, que son utilizados por personal médico.
Por último, más allá de los que están presentes en el aire del baño, también los gérmenes en las manos de las personas se esparcen por el efecto del aire caliente del secador, que funciona como un aerosol.
¿Cómo podemos secarnos las manos?
Tal vez estés preguntándote si lo mejor sería no secarse las manos. No es esta la opción adecuada. Según una investigación, es más probable la transmisión de bacterias cuando la piel está húmeda.
La primera y mejor opción sería secarse con una toalla limpia. Claro que esto podemos hacerlo si estamos en nuestra casa o en el espacio de trabajo, donde tenemos privacidad.
E incluso en este contexto hay que lavar las toallas con regularidad. En el caso de que haya personas con alguna enfermedad en casa, sería recomendable usar servilletas de papel mientras perdure el problema.
En cuanto a los baños públicos, a partir de los resultados observados en la mayoría de los estudios, la sugerencia es usar toallas de papel para secar las manos. Las mismas absorben mejor la humedad y ayudan eliminar las bacterias que quedan tras el lavado, reduciendo los niveles de contaminación.
¿Cómo prevenir el uso de un secador de mano público?
No se ha demostrado que las bacterias depositadas por los secadores de manos sean causa directa de enfermedad. De hecho, para quienes tienen un sistema inmune sano no debería ser un problema.
No hay dudas de que, para personas enfermas o con debilidad inmunitaria, constituyen un riesgo potencial. Y recordemos que no vivimos solos en el mundo; por el contrario, estamos siempre en contacto con otros.
Ahora bien, lo más recomendable es secarnos con nuestra propia toalla, siempre y cuando esté limpia. Sin embargo, cuando salimos y necesitamos ir a un baño público, nos encontraremos con el dilema.
Si hay toallas de papel, no hay problemas. Pero si hay solo secadores de mano públicos, la opción es tener siempre, en un bolso o en el coche, una cajita de toallas de papel para uso personal. Así evitaremos los riesgos.
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