La exitosa estrategia de vacunación del Reino Unido: por qué la clave sería espaciar las dosis de AstraZeneca entre 8 a 12 semanas
¿Se podría pensar ante la actual escasez de vacunas en aplicar una sola dosis en el caso de la vacuna de Oxford AstraZeneca?.
No, aunque sin embargo se pueden maximizar las dosis de vacunas al aplicar la segunda inyección a los 3 meses. Un estudio científico apunta a que en este lapso la eficacia es mayor.
El 30 de Diciembre de 2020 el MHRA (Agencia de Regulación de Productos de Medicina y Atención de Salud del Reino Unido) aprobó la vacuna de Oxford-AstraZeneca con la modalidad que la segunda dosis se administraría a los 3 meses de la primera. Igual procedimiento se autorizó para la vacuna de Pfeizer BioNTech (que había sido aprobada el 2 de Diciembre). La razón esgrimida por el gobierno fue la necesidad de que la distribución de las vacunas sea equitativa: vacunar al doble de personas con las (pocas) vacunas disponibles.
Esta decisión asombró a muchos, por lo que decidí volver a las fuentes y re- leer el estudio de la Fase III de la vacuna de Oxford-AstraZeneca (publicado en Lancet el 8 de diciembre). Pude allí confirmar que la decisión del MHRA había sido acertada: por razones de distribución de las dosis durante el ensayo llevado a cabo en UK, Brasil Y Sudáfrica, no todos los voluntarios del ensayo habían recibido la segunda dosis a las 4 semanas después de la primera. Es así que en la Tabla 3 del trabajo se hacía evidente que la eficacia era del 65.6% cuando la segunda dosis se había administrado entre 6 y 12 semanas luego de la primera dosis. En cambio se reducía al 53.4% cuando la segunda dosis se había administrado antes de las 6 semanas después de la primera dosis.
La variante de Kent, Reino Unido (B.117) también es más contagiosa y un poco más letal, más agresiva, pero las vacunas sirven. El punto es que con la variante de Manaos, que tiene la mutación E484K, la vacuna no sirve, es muy poco eficiente, y este es el aspecto importante. En este sentido, Oxford está trabajando en una nueva vacuna, para modificarla y que cubra estas nuevas variantes. Pero estaría lista recién en octubre, porque hay que volver a fase de laboratorio.
Lo importante a destacar es que esta mutación surge simultáneamente en varios lugares del globo, en Sudáfrica, en Reino Unido, en Brasil y en Nueva York, Estados Unidos, en donde aparecieron unos casos hace unas semanas. Como surgen en varios lugares, podría ser la evolución natural del virus SARS-CoV-2 adquirir estas mutaciones. En Argentina, si hay muchos contagios, podría surgir hipotéticamente una variante local, con alguna de estas mutaciones. Lo que no se sabe es si se ha tocado el techo de estas mutaciones, o si el virus puede seguir evolucionando.
¿Se podría pensar ante la actual escasez de vacunas en aplicar una sola dosis en el caso de la vacuna de Oxford AstraZeneca? Eso no está aprobado. Sería irresponsable de mi parte plantearlo. Lo que se hizo aquí en el Reino Unido fue: había equis cantidad de millones de dosis y se dijo que al no tener dos dosis para todos, se le dio al doble de la población la primera en enero y la segunda dosis aplicarla entre 8 a 12 semanas después, es decir espaciar la última inyección tres meses después. Se sabe que la inmunidad en este periodo es incluso mejor si se aplica la segunda dosis al mes de la primera.
Simultáneamente con la autorización de las vacunas (Oxford AstraZeneca y Pfizer BioNTech con 3 meses de intervalo entre las dosis) por parte del MHRA, el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI) del Reino Unido estableció 4 órdenes de prioridad de población en riesgo que debían ser vacunados primero:
-Adultos mayores a 80 años en geriátricos y a sus asistentes
-Adultos mayores a 80 años de la comunidad + trabajadores de salud y servicios sociales de primera línea
-Adultos mayores a 75 años (y resto del personal de salud)
-Adultos mayores a 70 años personas con vulnerabilidades (incluyendo discapacitados y sus asistentes).
Recientemente, asistí a un seminario con la Profesora Sharon Peackock, Consejera Científica del Primer Ministro Boris Johnson, en dónde se presentó: “Mutaciones del COVID-19: Pasado, presente y futuro”. Dos de los conceptos vertidos me impactaron significativamente:
1- El virus se multiplica más fácilmente en los adultos mayores por tener éstos un sistema inmune debilitado. El ARN (“la maquinaria de multiplicación viral”) del SARS-CoV-2 es defectuoso, por lo que al multiplicarse el virus tiene muchos “errores de replicación” (mutaciones), con posibilidades significativamente mayores de que se originen nuevas variantes (potencialmente más contagiosas /mortales). Similarmente sucedería en otros organismos con sistema inmune debilitados, como las personas con preexistencias /discapacidades. Esto sucedió en Kent, cuando el 20 de setiembre surgió la Variante Británica (B.117) en un adulto mayor con sistema inmune frágil. De esto se desprende que es ésta población la que debe privilegiarse con la vacuna (además del personal de salud de 1ra línea). Las personas más jóvenes de contagiarse tendrían significativamente menos probabilidad de originar una variante (Cepa) nueva, pues el sistema inmune es, en éstos, naturalmente fuerte (con este razonamiento se implementó el sistema de prioridades de vacunación en UK).
2- La variante surgida en Manaos se caracteriza por la mutación E484K, que hace al virus más agresivo y más contagioso. Un hecho importante es que las vacunas actuales no son muy eficaces contra E484K (se están modificando para cubrir las variantes con esta mutación, y Oxford-AstraZeneca estaría modificada en octubre). Esta variante ha surgido también espontáneamente en Sudáfrica, Nueva York y Bristol. Esto hace pensar que la adquisición de la mutación E484K podría ser la evolución natural del virus. De ahí, que la misma podría surgir espontáneamente en cualquier lado, en caso de contagios en población de riesgo. Surge entonces la importancia estratégica de vacunar a la mayor cantidad de la población rápidamente, para disminuir contagios y así reducir la posibilidad de mutaciones y nuevas variantes.
Los conceptos arriba comentados (1 y 2) dan sustento a la necesidad de adaptar las prácticas de vacunación: administración de dos dosis con intervalo 8 a 12 semanas y privilegiar la vacunación a adultos mayores, personas con preexistencias, discapacitados, sus cuidadores y personal de salud de primera línea.
(*) La autora, Marta Cohen, patóloga pediatra argentina -oriunda de La Plata- actualmente trabaja en el Hospital de Niños de Sheffield, Reino Unido. Fue distinguida por la máxima monárquica británica con la Orden del Imperio debido a su trabajo de más de una década especializado en la investigación de la muerte súbita de niños lactantes
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